domingo, 31 de julio de 2011

The man with the movie camera

Por: Sergio Arturo Rodríguez Rey
Grupo 4BD

Dziga Vertov nos advierte desde el principio de lo experimental que es su "película", llevando a los limites la gama de efectos especiales de la época. Cargado de metáforas visuales, símbolos de la sociedad rusa, mas exactamente en San Petersburgo de 1929. De manera asombrosa, para el espectador actual acostumbrado a la multiplicidad de color, a la linealidad en el manejo de la historia, logra a parir de un collage de tomas, llevarnos con la música a un periodo de la historia rusa después de la revolución y con el comunismo ruso en su mayor esplendor. Crítica, esa es el concepto, a mi parecer, en cuál se basa el proyecto fílmico de Dziga Vertov ya que nos mostró como, a pesar del modelo económico reinante en la Unión Soviética las diferencias de clase se ven tan marcadas como en la época de los zares.

Es además, por su estructura, una innovación gigantesca, llevando la historia en forma circular y de esta forma jugando con el espectador, que como en un vórtice gira y gira sin saber en que momento terminará su recorrido, pero que en este caso se logra con la aparición en ruso de las palabras The end.

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