viernes, 14 de septiembre de 2012

Re- Evolución

(Imágen tomada de Google)


¿Qué hay que hacer?   Preguntas así han encabezado las revoluciones - que sea cual sea el tipo y el objetivo de ésta, la revolución es  el acto supremo al que el sujeto puede llegar-. El mundo está  contaminado de revolucionarios (actores que tienen claro el concepto de cambio) que a través de la historia han elaborado trabajo que logre gestar cambios significativos en diversas disciplinas y el ser como ente individual.



Las revoluciones  partidistas en el campo político han sido las promotoras para generar cambios sociales, en diferentes campos de acción disciplinaria. El arte no ha sido ajeno a estos cambios, es aún más dado a impulsar cambios desde sus rizomas. El cine, como disciplina,  durante el siglo XX tuvo un desarrollo significativo, tanto así que evolucionó su uso pasando de recrear escenas o situaciones ficticias (como el trabajo de Georges Méliès) a retratar la realidad sin necesidad de montajes. Sin embargo estas dos comenzaron a escalar alto simultáneamente y unidas llegaron a proponer elementos que unidos con las tendencias políticas se consolidaran como herramientas de cambio según diversas intenciones.


Colombia no ha estado alejada de estas acciones de alteración social. Con las tendencias de retratar la verdad nace el afán por documentar la realidad latente en la urbe. Si nos remontamos  a la década sesentera el movimiento socialista alistaba las herramientas para el inicio de una de tantas revoluciones. No es raro que donde se conforme el equipo para los cambios sociales radicales sea en los claustros de enseñanza; Martha Rodríguez  y Jorge Silva, pupilos de Camilo Torres Restrepo quien fundara la primera facultad de Sociología adscrita a la Universidad Nacional de Colombia y dirigiera el grupo combatiente ELN, encabezaron lo conocido como trabajo documental en Colombia con claros fines políticos en la pieza titulado Chircales que data de 1968 realizada en la localidad de Tunjuelito.


Chircales retrata la explotación por parte de terratenientes a un grupo de campesinos que ha sido desplazado a causa del conflicto armado por discrepancias políticas. En casi treinta minutos se relata la historia de una familia que sirve en una de las tantas haciendas dedicadas a la producción de ladrillos, su articulación a la sociedad regida por cánones que van desde lo religioso hasta las costumbres más enraizadas machistas hasta de alienación política. La finalidad es dejar al descubierto las implicaciones de una sociedad capitalista.


Más adelante, el género documental se convierte en un medio para retratar la verdad de forma cruda como un medio para el lucro por los productores. La pornomiseria es un término acuñado por la crítica en los años 70, para nombrar la degradación de las muestras fílmicas que se lucraban gracias a las producciones con imágenes de pobreza manera explícita. La crítica abarca el poco compromiso social, la manipulación de la realidad social, y en casos la violación de derechos humanos, de la intimidad, de la valoración del cuerpo y el sujeto; no se cuestionaba la muestra de imágenes de la realidad, sin embrago esto  estaba delimitado por un fino hilo de la elaboración de productos amarillistas.


La crítica a la llamada pornomiseria es contestada también por parte de productores colombianos, entre los que se encuentran Carlos Mayolo y Luis Ospina, en el film Agarrando pueblo, un falso documental que deja ver claramente que no solo el genero "documental" se lucra con muestras de miseria sino que además deja entrever cuál es el papel del documentalista como manipulador de la realidad.

El falso documental toma elementos que aunque pertenecen a la realidad social son recreados, y expresado mediante imagens  que den muestra de esa manipulación dentro del mismo trabajo audiovisual, con el fin de expresar sátira, burla y descontento con los documentales crudos. 


Imágen por : Ana M Pinzón


El tratamiento que intuitivamente se puede dar, es el de mostrar la realidad, que en casos amerita ser recreada mas no manipulada, que en primer lugar sea herramienta para abrir puertas y espacios para el cambio. Segundo un especial tacto con las imágenes que no violenten al individuo ni pudieran crear imaginarios, reforzar estereotipos arraigados. Por último el relato entendido como un testimonio con el uso moderado de imágenes que recreen la realidad latente, con el fin de crear un impacto que no deshumanice al público sino por el contrario lo haga participe, dándole una pauta para comprometerse como un actor social.



Anexo: No quieren ver cuerpos de mujeres desnudas pero si de niños que viven en la calle sucios, hambrientos drogadictos ¿Cuál es la diferencia?... ¡porno porno el pueblo pide prono!
He visto varios títulos en este blog en donde no sería necesario leer el texto, ya con el nombre del titular se cree y se convence a cualquiera que somos putas, gamines, droga, rateros, corruptos. Ahí está el papel como periodistas señores o ¿por qué creen ustedes que SuperMan era periodista? Hay quienes ejercen ese rol sin necesidad de un cartón universitario.

Ana María Pinzón S
Ana Eme
 Hay más de este tema que me parece interesante exponerlo en mi blog, Visitelo: http://lospuntossobrelaserresyo.wordpress.com/










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