viernes, 21 de septiembre de 2012

REGENERANDO CINE



En un acto de crítica a los partidos políticos de la época y en pro de la revolución, nace “Chircales” como una nueva forma de cine documental en Colombia. Basada en hechos reales, Martha Rodríguez y Jorge Silva, realizadores del documental, pretenden mostrar la precaria situación en la que vive una familia que habita en el barrio Tunjuelito al sur de Bogotá; durante el documental, se puede ver la explotación a la que son sometidos todos los integrantes de la familia por parte del propietario de las tierras. Para el terrateniente no importa el género, la edad o la condición física, lo único importante es la producción y la obtención de ganancias, colocando la condición de vida de la familia en un segundo plano.



Esta y muchas otras historias son testimonios vivos de la gente de un país, en donde la explotación, la impunidad, la corrupción y la injustica hacen parte de la vida cotidiana de los individuos menos favorecidos. No obstante, la indignación y la sensación de cambio, nace en los jóvenes estudiantes, en las salas de estudio junto a los más grandes escritores como Thoreau, que con un espíritu libre y en contra de un gobierno opresor, pide una vida y una sociedad de mejores condiciones, un estado del pueblo y para el pueblo. Por esta razón Martha Rodríguez y Jorge Silva, discípulos del revolucionario Camilo Torres, integrante del Ejercito de Liberación Nacional (ELN), deciden plasmar en el documental, no solo la forma de vida de esta familia, sino una ideología revolucionaria totalmente en contra de los partidos políticos Conservador y Liberal , proclamando el legado de rebelión y sublevación que les enseño su docente.

Sin embargo, “Chircales” inconscientemente, se convierte en el promotor de un nuevo género de cine, en donde el dramatismo y la miseria son los protagonistas. Los nuevos cineastas se dedican a mostrar, de forma amarillista, la condición absurda y forzada por la que Colombia pasa, convirtiendo el cine documental de “Chircales” en cine meramente comercial, que solo pretende manipular las emociones del espectador, dejando atrás la intención  documentalista, transformándolo en  cine de pornomiseria.

Exactamente esto es lo que critican Carlos Mayolo y Luis Ospina, en su falso documental, “Agarrando Pueblo” En él, se muestra a unos cineastas contratados por un canal para mostrar la pobreza en Latinoamérica. Nos presentan de forma sarcástica, la manera en como los directores dejan atrás la investigación sociológica y de modo antitético exponen su intención mercantilista del cine. 





Wendy Lorena Olaya Torres


Grupo BD

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