sábado, 8 de septiembre de 2012

De Alain Resnais y la Nueva Ola: Noche y Niebla



Existen varias formas de contar la misma historia. Pero siempre existirá una única forma fiel para adentrarnos en determinada historia. Alain Resnais, con su cercana experiencia hacia el Holocausto Nazi puede curar el morbo que en ocasiones no logramos satisfacer con las historias de voz, que se cuentan con barbarie, y que aun así pero no son capaces de introducirnos en las imágenes reales.

Resnais entró en el mundo del cine a sus 14 años, de ahí en adelante sería un ícono para transformar la utilización de recursos visuales en el cine, con la llamada Nueva Ola en Francia. En 1955 con Nuit et brouillard, traducido al español como Noche y niebla expone la innovación que proponía la Nueva Ola en Francia; la situación detrás de las anécdotas que se exponen en varios films. Aquí Resnais desnuda los testimonios para volverlos imágenes. Con material de archivo obtenido por camarógrafos de aquel tiempo, y su cultura visual tan agudizada, elabora una antología de el día a día en los campos d e concentración Nazi, pero ante todo cómo se ejecutaban las muertes y cuál era el trato ante los cuerpos - dejando replantear, entre tantos puntos más, la concepción del cuerpo, a qué queda reducido el cuerpo como entidad. De igual forma, cuál era la jerarquía, su poder, frente a otro sujeto-.

De entrada las imágenes explícitas dejan campo para la sorpresa y la estupefacción. Es difícil no generar estupor cuando en frente se nos muestra algo que ha sido tapado, pero que alimenta limpiamente al morbo – limpiamente porque logra colocar en frente la situación real, que pueden eliminar a cualquier testimonio de supervivencia que se haya dado, la imagen tiene esa cualidad tan magna: hace de los ojos la ventana de todos los demás sentidos (para esta ocasión).

Sin embargo, el discurso narrativo que acá propone Resnais está en la estructura no lineal compuesta por la entrada de un momento actual (1955) que va introduciendo al espectador en la historia, invitándolo con movimientos de cámara a que ponga su mirada en el mismo plano que los deportados e incorporados que vivieron el holocausto más reconocido, controversial y repudiado por muchos -Un cine ojo si bien puede adquirir esta cualidad-. Tratándose de un viaje en el tiempo, un viaje no muy lejano desde 1955 hasta los años 40 y toda la década completa , comienza a rememorar en voz de Jean Cayrol , en forma resumida, más de diez años de persecución a otros grupos religiosos, culturales, étnicos y raciales. Cuando ya el espectador está comprometido con las imágenes, degustándolas, regresa a mitad del film las imágenes desde donde parte la voz de Jean Cayrol, un campo de flores secas, un sol naranja y huesos de construcciones abandonadas. Nos deja vislumbrar que se trata de una estructura no lineal.

Queda en última instancia revisar a Alain Resnais en Noche y niebla: su nivel estético o los componentes de su discurso audiovisual para provocar determinada emoción en el público, separando las imágenes fuertes que se presentan; La música sutil, sin caer en una caracterización de nostalgia, nos lleva a ir al ritmo de la intención del autor, es decir, evocar determinados hechos, y al regresar al momento desde donde se comienza la narración (1955) inmediatamente se genere un ejercicio reflexivo. Inclusive el cambio en el color de la imagen que saltan de color a blanco y negro nos ubican de inmediato en dos épocas distintas y paralelas, que de igual forma logran compenetrar al público en la mera intención del director, que puede reunirse en una premisa: todos vamos a recordar y no olvidar.

 Por: Ana María Pinzón

1 comentario:

  1. Doña Ana me agrada leerla, hizo una consulta importante para su comentario, pilas con mencionar sus fuentes!

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