martes, 9 de agosto de 2011

El hombre de la cámara - Katerine Ochoa Ramírez

El hombre de la cámara: Dziga Vertov

El cine experimental surge de las búsquedas de diferentes personas por ampliar el espectro expresivo del cine, como arte autónomo consciente y dominador de sus posibilidades, surge como respuesta a las exigencias propias de un arte ansioso por crear y tentar posibilidades sin dejar de aprovechar y adoptar las experiencias de otros artes. 

Kinoki, el grupo de documentalistas al cual pertenecía Dziga Vertov tenían como misión el crear una nueva percepción del mundo, querían descifrar de maneras nuevas un mundo que era desconocido para todos. Querían mostrar como veían ellos el mundo y registrar todo, sin perderse ni un solo detalle. Eso es lo que hace Vertov en el hombre de la cámara, registra todas las acciones presentes en esa época histórica, registra el día a día de las personas que lo rodean, todos son movimientos naturales, ninguno es preparado. Todos movimientos casuales, sin guiones, sin actores, sin estudios, sin iluminación, todo lo contrario a lo que utilizaba el cine tradicional. Dziga Vertov impuso un estilo de documental diferente mostrándose como una persona creativa y auténtica otorgándole más importancia a la forma que a su contenido, pues para él la forma es lo que otorga el verdadero sentido al material o tema trabajado. En el hombre de la cámara, Vertov busca retratar la sociedad rusa abarcando desde la cotidianidad de las personas hasta la maquinaria de esa época. Nos muestra todo lo que un lente es capaz de retratar pues no solo son imágenes, también son capaces de transmitir ideas, sentimientos, opiniones. Por medio de “frases fílmicas”, como el las llamaba, se da un contraste entre la turbacion de la modernidad urbana y lo que significan sus procesos sociales y económicos. 
Dziga Vertov convierte el lente de la cámara en ojo humano, captando todo a gran velocidad tal como lo hace el ojo, mostrando fragmentos de situaciones que a simple vista carecen de lógica de la misma forma que lo hacen nuestros ojos, nuestros ojos captan, nuestra mente relaciona, enlaza y eso mismo fue lo que Vertov logró con su obra: captar la realidad a su velocidad real. 
Él concibe su película como “ un experimento complejo que contraste brutalmente la vida tal como es, vista por el ojo de la cámara, con la vida tal como es, contemplada con la visión imperfecta del ojo humano”. Es una película interesante, que se queda en tu mente y que indudablemente deseo repetir, una película que me demuestra lo mucho que puede transmitir una cámara, tiene un poder inimaginable. 
La cámara no era para Vertov solo un instrumento mecanico de registro, sino una prolongación vital de sus ojos que le permitía expandir su percepción y trascender los horizontes hasta entonces alcanzados por el cine. 




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