lunes, 20 de agosto de 2012

Cuando los ojos no observan

Es común  cumplir con las obligaciones diarias; Levantarse, ducharse, lavarse los dientes, algunas veces desayunar y salir corriendo  al lugar de destino. Ha sido siempre, en distintos contextos, marcos históricos, finalmente la vida afanosa impide mirar, sólo vemos. 

El comienzo del siglo XX no fue ajeno a avances tecnológicos en comunicaciones, lo que permitía estar más cerca de la realidad invisible así como  unido a los sucesos actuales. Los desarrollos en la industria también marcaron hitos en la historia, transformando el modus vivendo de millones de habitantes. Sin embargo los desarrollos técnicos y tecnológicos , aunque << favorecían>>  la productividad  - y en ese sentido la economía y modo de vida humano- y evitaban de cierta forma el sobre esfuerzo humano, bloqueaban los sentidos  y desviaban la sensibilidad hacia los sucesos más insignificantes. 

No fueron pocos los personajes de  como forma de rechazo ante tal estado de  hipnotismo social, decidieron ser promotores de proyectos experimentales, que aprovechando   los  hechos bélicos que por entonces surgían y se desenvolvían, echaron mano de los mismos avances técnico-tecnológicos , el que por excelencia creció como bola de nieve: el cine. 


Gira Peonza o Dziga Vetov - seudónimo de Denis Arkad'evic K. personaje polifacético que entre sus actividades se calificaba como cineasta, poeta y teórico ruso fue capaz de buscar la manera masiva de mostrar, sin artilugios de escenografía , y por medio de formatos novedosos e impactantes - El Kinoki o Cine Ojo- que permitía relatar en 1929 con
The man with the movie camera,  sin el uso del habla y por medio de técnicas fotográficas Qué es lo que los ojos no miran.  De tal manera los recursos expresivos  se enfocan en la narración y  surrealismo ( por no ser posible que el ojo capte tales imágenes con tal ritmo).


Los signos metafóricos  son notorios. La ciudad es absorbida por el ruido y  el acelerado estilo de vida, como las máquinas. La tecnología, la industria y la maquinaria unidas para  producir sin parar desde el amanecer hasta el atardecer. La rapidez y ritmo de las imágenes con la coherencia social de aquel entonces dejan un panorama de trabajo sin cesar y cotidianidad absorbente , que no es muy alejado del actual. El Kinoki  registra los que los ojos no son capaces de ver ni de mirar; no solamente por in- capacidades perceptivas fisiológicas sino  sensoriales y reflexivas. Tanto es acogida la tecnología que se ve como un factor interno con el que podemos funcionar y no un factor interno que funciona pon nosotros. Ademas de  adoptar  el ritmo de una máquina - diseñada  para producir y no sentir-   la masa, hay quienes se vuelven invisibles, inexistentes  ante los ojos y ante la sociedad; no resalta  la sencillez, por el contrario la vanidad y lo pomposo es lo posible que sea visto y observado en la sociedad del progreso . Incluso tal fuerza tiene el adorno y el embellecimiento que la palabra junto a la imagen no escapa a ser estética.La influencia que tuvo el mismo desarrollo mediático con formatos como el cine fueron reforzados, para influenciar mejor, con discursos  completos y perspicaces, para finalidades bélicas. 

La cámara que reemplaza los ojos, porque los ojos ya no observan No muy lejos de aquella realidad plasmada por los Kinoki sucede actualmente, solo que la insensibilidad cobra el nombre de enfermedad . 

Ana María Pinzón
(AnaEme)

1 comentario:

  1. Una reflexión interesante, en algunos momentos extensa, pero un punto de vista sensible y profundo. Muy bien Doña Ana

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