El cine-ojo representó un gran reto para cierto grupo de cineastas,
implementando técnicas completamente diferentes a las utilizadas en la
producción de las famosísimas películas argumentales, sin actores, sin
locaciones y algunas, como justamente es el caso de El Hombre De La Cámara, con
un lenguaje universal, aquí es donde el reto incrementaba su nivel, bajo mi
perspectiva.
En El Hombre De La Cámara se pretende recrear un día cotidiano
haciendo alusión a la clase obrera y la burguesía contrastando estas dos, todo
ello para enfrentar la problemática de la Unión Soviética localizándola en una
ciudad, y ella misma en un filme, pero también puedo hallar un tópico
interesante; el cine dentro del cine. Todas aquellas artimañas en las que se
envuelve el camarógrafo para obtener las tomas deseadas, la ubicación de éste
para detectar cada paso dentro de la ciudad, y todas sus maniobras de grabación
nos acercan a esta cuestión de “hacer cine” lo cual, como se muestra en el
filme, no es tarea fácil.
El orden que presenta y la forma en la que está realizado dicho
filme es simplemente maravilloso, su estructura permite seguir la línea del día
en la ciudad sin ningún problema, y de paso nos permite reflexionar respecto a
la forma en que vivimos, lo que hacemos diariamente y para qué. La cámara fue
testigo de aquella dosis de monotonía que nos invade desde tiempos
inmemorables.
Natalia Lizarazo (Grupo 1 diurno)
Interesante reflexión del cine dentro del cine
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