lunes, 20 de agosto de 2012

"...soy una máquina que os muestra el mundo solamente como yo puedo verlo"


El afán de una rutina diaria da lugar a un sin fin de situaciones que pasan desapercibidas ante la mirada de los ciudadanos que acuden cada día a cumplir sus deberes, viviendo en un ritmo impuesto por la modernidad urbana, dominado por la velocidad de los avances tecnológicos y el ansia de acelerar el tiempo. Un hombre, con una cámara, pretende mostrar una perspectiva de la vida diaria que va mucho más allá de lo que los ojos logran ver. La cámara actúa como fiel testigo del caos ciudadano que lleva consigo el arduo trabajo obrero, la clara diferencia entre clases sociales y la evidente desigualdad económica que rige la forma de vida de los cientos de habitantes que día a día ejercen sus obligaciones laborales.

Efectos, planos, y ángulos de todo tipo, fueron utilizados para plasmar una realidad que está presente entre una multitud que vive sin ver; por esto, el hombre utiliza la cámara para filmar y mostrar cronológicamente la forma detallada en la que se desarrolla la actividad cotidiana. La cámara y el ojo humano funcionan como una metáfora que pretende plasmar la forma en la que debería apreciarse cada cosa, donde la cámara puede captar todo lo que el ojo no puede.

Sin personajes, sin escenarios, sin guión escrito; los Kinoki proponen apreciar la realidad socialista de la manera más sincera posible, una realidad en la que todos estamos involucrados  pero casi nadie se detiene a observar.


 Vanessa Cardona Pérez
Grupo 2. BD.

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